viernes, 10 de abril de 2009

Judía defendiendo al pueblo palestino


Así se definen los integrantes de Neturei Karta, una comunidad religiosa que aboga por el desmantelamiento del Estado de Israel.
En una céntrica avenida de Londres arde una bandera israelí. Los manifestantes, ataviados rigurosamente de negro, barbados los rostros y con caprichosos rizos cayéndoles desde las sienes, han bloqueado el tráfico justo frente a la embajada de Tel Aviv en la capital británica. Claman por el cese inmediato de la ocupación de los territorios palestinos, y aún más: por el desmantelamiento del Estado de Israel. Sus pancartas y sus voces son todas sus armas en esta húmeda tarde de mayo, justo el día en que en 1948 se fundó el Estado judío sobre las espaldas de Palestina.
Contra lo que pudiera pensarse, las voces de protesta no provienen en esta ocasión de refugiados palestinos, ni de activistas por la paz de los que por millones en el mundo brindan su solidaridad a los atenazados pobladores árabes de Tierra Santa. Son judíos Judíos ortodoxos del grupo Neturei Karta (en arameo, Centinelas de la Ciudad), que, según proclaman en sus bases constitutivas, están convencidos de la incompatibilidad entre las enseñanzas del judaísmo Estado de Israel asentado sobre la fuerza de las armas, el pillaje y el sufrimiento de todo un pueblo.
Incluidos por la propaganda israelí en el infausto número de los "judíos que se odian a sí mismos", traje con el que se viste a todo aquel que disienta de las prácticas represivas de Tel Aviv, los miembros de Neturei Karta a menudo suscitan la curiosidad de la opinión pública, pues están integrados a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y sostenían contactos periódicos con el presidente palestino Yasser Arafat.
Tal proceder les ha ganado ser blanco de la hostilidad de las autoridades israelíes. Brutales golpizas policiales, expulsiones de Israel y la tergiversación pública de sus propósitos, han sido el precio que han tenido que pagar por hacer ver que, pese a lo que avala la gran prensa, el Estado sionista no es precisamente voluntad de Dios.
Sionismo no es judaísmo
En el Israel actual la influencia de tendencias religiosas ultranacionalistas en la clase política incentiva el carácter expansionista del Estado. Según estas prédicas, el Mesías, el emancipador que habrá de enviar Dios para restituir al pueblo judío sus tiempos de gloria, solo vendrá a un Israel no dividido, a un país que se extienda íntegro desde el Mediterráneo hasta el río Jordán.
En este proyecto, no es difícil imaginar quién es el que sobra. Ovadia Yosef, uno de los rabinos más influyentes de Israel y quien ha sido consejero espiritual de mismísimo premier Ariel Sharon, es uno de los principales partidarios de hacer cumplir el plan "divino" de expulsar de una buena vez a los palestinos "esas serpientes" de sus tierras. Al también líder del partido religioso sefardí (2) Shas, no le ha temblado la voz para pedir que Tel Aviv, sin muchas contemplaciones, lance misiles contra los árabes. "Son malignos e infames. Está prohibido ser piadosos con ellos", ha sentenciado.
Es precisamente en la ribera opuesta a esta "fe" sanguinaria donde se encuentra Neturei Karta, grupo escindido en 1938 del movimiento Agudat Israel, hasta ese entonces contrario al sionismo. Asentados en el barrio de Mea Shearim en Jerusalén, donde vivían en perfecta armonía con la comunidad árabe antes de la llegada masiva de inmigrantes judíos, estos militantes ortodoxos se opusieron desde el inicio a la resolución de la ONU de 1947 sobre la partición de Palestina en dos estados. Su idea es que los judíos que vivan allí, deben hacerlo en coexistencia pacífica con la población árabe y subordinados a la autoridad de estos últimos.
Según señala uno de sus dirigentes, el rabino Yisroel Dovid Weiss, "la Tierra Santa es un regalo condicional. (...) La Biblia profetizó que si "los hijos de Israel" fallaran en su misión espiritual, serían desterrados de su tierra y mandados al exilio", etapa que se extendería hasta el advenimiento de la redención, "un tiempo de fraternidad y paz universal", al que se arribaría exclusivamente por medios divinos.
Al explicar sus tesis a un grupo de fieles, Weiss añade que, mientras dure su dispersión los judíos deben arrepentirse de las faltas que los llevaron a ese estado y servir de modelos entre los pueblos en que se insertaron para atraerlos a su credo.
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Notas
(1) Compendio de tradiciones judías y comentarios rabínicos. Se considera de valor similar a la Biblia.
(2) Llámase sefardíes a los judíos procedentes del mundo árabe. Son mayoría en Israel, frente a los askenazis, de origen europeo.

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